jueves, 25 de octubre de 2007

Jugando a la Pelota.


La verdad es que siempre me ha gustado el fútbol, desde pequeño recuerdo que yo y mis toscas habilidades trataron de abrirse un espacio dentro del campo de juego, pero siempre fue difícil. Con mis equipos de fútbol, futsal y baby en que participé en los campeonatos del colegio, nunca conseguimos más que un escueto cuarto lugar en un campeonato que fue de ensueño; Recuerdo que la lucha por el tercer puesto se definió en una pichanga de futsal a gimnasio lleno, por un lado estaban los grandotes del cuarto medio, ellos eran los favoritos para llevarse la copa, pero por cosas del destino, solo habían podido llegar a pelear este tercer lugar, en la otra esquina, estábamos nosotros, nunca olvidaré el recuerdo de ese partido, nuestro equipo estaba compuesto por los siguiente hombres.


1. El Vitoko Morales = Uno de los defensas más aguerridos del colegio, su personalidad apagada y su gran amistad, lo terminaron marginando del equipo A del Segundo medio. Solía ser muy serio en esto del fútbol, los partidos para el, eran como una batalla entre caballeros, daba la vida en cada jugaba y se lamentaba hasta quedar depresivo, cuando perdía el balón o perdíamos como equipo.


2. El Chico Moraga: Un delantero de esos buenos para meterse al área sin que nadie lo notase, increíblemente habilidoso con la cabeza, su especialidad era recibir el saque del arquero y cabecear hacia atrás, sorprendiendo al arco contrario y encenciendo el grito de gol, el problema es que con su estatura, esto no ocurría muy frecuentemente. Para el todo era diversión, siempre entendió de que iba esto del fútbol, de ahí que prefiriese estar con nosotros, que aparte del vitoko, nos tomabamos todo como una gran instancia de entetenimiento.


3. El Pinky: Este personaje era nuestro arquero, solía tomar mucho copete, ya en segundo medio, era conocido por lo jaranero y mala influencia, como algunos de los integrantes de nuestro equipo,no gozaba de gran popularidad. Se metió a nuestro equipo, por que nosotros le caíamos mejor. En esos años, ya era arquero de las divisiones menores de la Universidad De Chile. Llego a jugar esta última pichanga por el tercer puesto del campeonato, sudando en fiebre.


4. El Saa: Sin duda el jugador más talentoso que he conocido en mi vida, se aburrió de bailar y hacer maravillas en todos los partidos que disputamos. Nunca tuvo amigos en el curso y no se por que, finalmente quizo jugar con nosotros. Aquel día del último match llegó particularmente inspirado.


5. Yo.: Malo como siempre, pero muy entusiasmado llegue a jugar, dispuesto a todo por ganar, quería tener un bonito recuerdo y más aun, quería seguir siendo parte de este equipo, que entre todos, habíamos hecho para divertirnos y desafiar a los del equipo A del curso, que ya estaban eliminados.


6. El Briones: Creo que del Briones se pueden decir solamente dos cosas: La primera es que su familia cuidaba y vivía en el recinto donde estaba la cancha del fútbol del sindicato, por lo que sin ser un jugador talentoso, de tanto pichanguear y pichanguear, terminó siendo un Maldonado del futsal. Lo segundo es que era la persona más molestosa de mi curso, que tenía fama de ser muy pesado, por lo que nadie quería jugar con el.


Aquella tarde, recuerdo que nos paramos en la cancha y vimos al equipo contrario, claramente todos confiábamos en el Saa y no nos decepcionó, hizo miles de maravillas, desde pasadas de hoyito, hasta panamericanas (es cuando el jugador levanta el balón desde su espalda mientras corre, pasando la pelota por sobre su cabeza y la del rival). El Chico se inscribió con su arma secreta en varios goles, el Pinky atrapó mejor que el condor Rojas. Vitoko y yo, tratamos de hacer infranqueable, una defensa que se le la jugó al 100%. Del Briones, puedo decir que logró exasperar al rival hasta el punto de hacer que se fijaran más en pegarle que en jugar. Destacable fue un balón que rechacé tres veces del área, primero con los pies, luego me llegó el pelotazo en la guata y caí al suelo, finalmente levante mi pie y sentí uno de los dolores más grandes cuando el balón de baby futbol, golpeo mi pierna, al interceptar un cañonazo de un rival, el moretón estuvo varios días ahi, pero el recuerdo de ver al público ponerse de pie a aplaudir mi jugada, aun hoy, está latente... Como les decía jugamos muy bien, incluso estuvimos ganando gran parte del partido, al final eso sí, el equipo contrario, hizo gala de sus grandes ventajas, cambiaron jugadores y aprovechron su físico, se aprovecharon de nuestro arquero enfermo y de nuestra inexperiencia. La verdad es que el marcador final, ya no lo recuerdo, solo se que perdimos por muy poco, que al salir del campo, los jugadores de cuarto medio, nos fueron a felicitar y el público en su totalidad, aplaudió, por que esa tarde, de hace ya tanto tiempo, dimos un espectáculo que hasta el día de hoy, me hace volver a la cancha, semana a semana a buscar esa sensación tan particular de satisfacción que entrega el fútbol, cuando estás ahi, mojando la camiseta..


Han pasado los años y solo mantengo contacto con el Vitoko y el Chico, hace muy poco Vitoko se ha hecho parte de mi equipo de fútbol del Domingo, creo que le ha puesto más felicidad a su fútbol, por lo que ahora se le ve sonreír. El chico por su parte, se que está esperando a que el teléfono suene para ir a jugar y a que su agenda le libere unos minutos.
Del Pinky nunca más supe cosa alguna, se fue junto al Saa ese año del colegio y creo que no lo volveré a ver jamás, su rostro ya se me ha vuelto borroso y solo el recuerdo de ese gran arquero, permanece latente.El Briones, trabaja ahora en las torres del Paine, es Chef, especialista en Repostería.

Hace un par de años estaba en Peñaflor comprando y vi al Saa, su semblante estaba cambiado, parecía más adulto y más serio, nos saludamos desde lejos y seguimos nuestro camino. Espero que dentro de los recuerdos de su infancia, tenga atesorado en un lugar especial ese, del gran campeonato del año 1997.

sábado, 6 de octubre de 2007

La épica cruzada del equipo Alfa extendido en el congreso de la UMCE

Recién hoy (5 de Octubre), ha terminado un congreso que estuvo de dulce y amargo. Al poco de haberse iniciado este evento titulado VIII Jornadas interuniversitarias de investigación, sentí que nuestra ponencia ayudaría a mover un poco el piso, a los humanistas que pululan dentro del universo cualitativo en que se enmarca la pedagogía. La exposición del equipo agresión 2006, estuvo a cargo de quien escribe este blog, como representante de un proyecto que ya se encausa a pie firme en su tercer año de trabajo y que ha rendido muchos frutos a quienes hemos participado de forma activa en el, la responsabilidad de comunicarle al mundo lo logrado, incluía hacer de forma eficiente (clara y didáctica) la tarea encomendada.
Bueno el tema es que existe un refrán que dice algo como "en la cancha se ven los gallos" y así nada más, sin saber ni leer ni escribir, comprobamos la sabiduría de tan supuestamente superficial frase, al tratar de entender lo que decían los otros expositores, cuando se referían a las representaciones del imaginario pedagógico según no se que filósofo y al tratar que ellos nos entendieran al explicarles un gráfico en tres dimensiones con problemas de relaciones inversas. Es ahi, en este punto en que me puedo sentir parte de un grupo elite, realmente un equipo que comprende que su labor no está en entregar un discurso complejo y para ciertas clases intelectuales... El equipo Alfa extendido, específicamente en su división equipo agresión 2006, demostró que presentándose en un congreso donde eran los únicos que tenían un esquema mental trabajado en ciencias (llámese trabajo con enfoque cuantitativo y método científico), fueron capaces de llegar de forma versátil, entretenida y eficaz a un público que en un principio los sintió ajenos, pero que luego (según este humilde redactor), sopesó que nosotros: Simplificamos, fuimos didácticos, respetamos los tiempos, respondimos lo que nos preguntaron específicamente y siempre tuvimos una visión crítica, pero constructiva en su forma de enfrentar un congreso, al que entramos camuflados y salimos sin caretas, felices de sentir que estamos haciendo las cosas bien, como profes de verdad que somos y futuros investigadores que seremos.