sábado, 10 de enero de 2009

Crónicas desde España

Capítulo 10: Crónicas de París.

Compramos los pasajes con bastante tiempo de antelación y esto nos hizo acreedores de un buen descuento en la tarifa, no contábamos eso si con que la huelga de Iberia nos haría un poco más complejo y tedioso el viaje, ¿ustedes creerán que todo partió mal debido al retraso de dos horas que sufrimos en la salida del vuelo?, pero no fue así, ya que gracias a ese retraso pudimos realizar un primer contacto en el aeropuerto, frente a la puerta de embarque de nuestro vuelo y minutos antes de partir con los que serían nuestros anfitriones en París, me refiero al tío Luciano y a la Tía Nana que venían de una larga estadía en Chile y que hicieron escala en Madrid, justo el día en que nosotros nos embarcábamos rumbo a la casa de ellos. Del viaje de ida, no mucho que contar, solo que pasamos hambre por que estos trayectos low cost son hechos para tratar de sacarte plata durante el viaje, pero nosotros con nuestro sistema survivor de entrenamiento económico, no estuvimos dispuestos a desembolsar €6 por un pan con queso.

Nos recibió un París helado, con unos primos bastante llenos de de ánimo y unos tíos que querían dormir luego de un extenuante viaje. El frío de París sería una constante durante los 12 días que pasamos por allá, tanto así que terminó por enfermarme y me obligó a comprar un gorro y unos guantes para la nieve, por que este clima no se conformó con ser bajo cero, además de eso quiso amedrentarnos con un poco de nieve, pero nada pudo detener las ansias por conocer y el desesperado deseo de recorrer cuanto rincón hubiese por ahí. A continuación les comentaremos algunos lugares y algunas aventuras que vivimos en las tierras de Asterix y Obelix.

Uno de los lugares que más nos impactó fue la galería de la evolución, específicamente el sector que estaba dedicado a las especies extintas por el hombre, esto por que estaban ahí los últimos ejemplares disecados y eso era impresionante, dese el Tilacino, hasta especies de caballos, insectos o leones que el hombre se encargó de hacer charqui estaban ahí, conservados como un terrible ejemplo de lo que podemos llegar a hacer, de ese lugar quedamos en deuda con el museo de historia natural, que no alcanzamos a visitar por que la galería de la evolución nos cautivó durante todo un día.

La Torre Eiffel fue algo mágico, mágico por que a parte de tener una vista espectacular del lugar desde la altura, nos congelamos a tal punto que casi muero de frío, tanto fue nuestro frio que yo tuve que dejar de tomar fotos por que ya no sentía las manos. Las colas que tuvimos que hacer para subir son otro cuento, pero lo mejor de todo es que con la compañía de mi primo Rodrigo no nos aburrimos nunca y estuvimos riéndonos e impresionándonos durante todo aquel día. Con mi hermano el año 1999 subimos la torre de día, así que ahora 9 años más tarde puedo decir que gracias a la cola de dos horas que pasamos para llegar a arriba, soy un “conocedor” de la cima de la torre diurna y nocturna.
Visitamos Notre Dame y nos llenamos de esa sensación de estar frente algo imponente, el único problema es que entre tantas luces de flashes, tantas personas con “aromas tan particulares” y tanto comercio dentro de la catedral, al final Notre Dame fue circular por un túnel arrastrado por un mar de gente que compraba, sacaba fotos y olía. Si eliminamos esos tres factores, entonces nos quedamos con la catedral, su imponente estilo gótico y sus más de 800 años de vida que no solo son impresionantes, sino que además sobrecogedores.
Fuimos al Louvre y a Versalles, estos dos lugares los junto en este párrafo por que los vivimos de manera especial, ya que la esposa de mi primo llamada Celine, es experta en arte y se ofreció a hacernos una visita guiada, la que nos hizo aprovechar de forma sustancial ambos lugares. En Versalles no solo nos maravillamos con el espectacular palacio y los mágicos jardines, también conocimos aspectos ocultos del génesis del lugar, ¿Por qué se construyó?, para que?, ¿Qué diferencias hay en el estilo que impuso uno y otro gobernante en el palacio?, ¿Qué pasó durante la revolución con el?, etc. En el Louvre fue lo mismo, no solo vimos la Mona Lisa, no solo apreciamos a Rubens o a Botticelli, también conocimos aspectos relevantes de la historia que rodea a cada cuadro, del entorno social y del estilo en que se enmarcaron las principales obras. En fin, una experiencia única, muy interesante y muy enriquecedora.





El museo del hombre fue un poco decepcionante, este famoso museo estaba en remodelación, así que no pudimos explorarlo en su totalidad, el resto de ese día lo pasamos caminando por el campo de Marte, frente a la torre Eiffel, sacándole el jugo a la cámara fotográfica.

El día que hacía más frío decidimos ir a recorrer el arco del triunfo y a pasear por los campos elíseos, al principio las fuentes que adornan los campos tenían agua, pero las que habían al final de los campos ya estaban congeladas cuando pasamos por su lado... Bueno el resultado podía ser uno solo, nos congelamos hasta la médula y yo me agarré un resfriado que no mermó las ganas de conocer y de seguir pasándola bien.


Para el 31 teníamos varios planes, siendo el que más queríamos, ir a pasear a la torre para esa noche,
al final no fuimos por que la Nohelia se enfermó de la guata, yo estaba resfriado y había 3 grados bajo cero... Igual la pasamos de lujo en la casa con los tíos, conversando y comiendo rico, cambiando el mundo por una noche más.



El comentario culinario de esta visita a Paris tendría que ser toda una nueva crónica desde España, ya que mis tíos se encargaron de que no pasáramos hambre y de que cometiéramos el pecado de la gula durante los días que estuvimos allá, comiendo exquisiteces y probando platos nuevos. Todo estuvo rico, desde las lentejas con tocino a la Raclette, que con su sofisticación y variedad, nos hizo comer hasta el cansancio. Fuera de la casa también lo pasamos bien, la comida Marroquí nos encantó, las crepes que nos devoramos con mi primo Rodrigo bajo la torre y frente al Sena de lujo, los tallarines acompañados de salsa blanca con salmón y huevos de pescado que nos prepararon la Celine con Sebastián en la casa de ellos estuvieron de ensueño y que decir de la carne que comimos en el restorán ese que tenía como 100 años, uf… Para comer hubo tiempo y papilas gustativas llenándose de placer todo el tiempo, ahora el gimnasio y una dieta forzada tendrán que servirnos para volver a reencauzarnos (Nohelia con su peso ideal y yo con mi sobrepeso ideal).

En fin, París es una ciudad cara, donde los amigos se pueden reencontrar, como sucedió con el nano y nosotros, donde uno paga € 15 por tres cafés y ni siquiera los sufre, ya que la magia de la ciudad está siempre ahí llenándolo todo, con edificios imponente y con historias de todo tipo que al final del viaje son parte de eso que te llevas cuando visitas un lugar, eso que es gratis y que sirve más que un Suvenir por que estará siempre ahí y no se romperá, recordándote que ahí vale la pena volver.