martes, 2 de diciembre de 2008

Crónicas desde España.

Capítulo 6: La mascota.



Con la Nohelia decidimos ir a ver si podíamos conseguir un perrito para tener de mascota, ya que acá es súper común tener animales, pensamos que tal vez estaría bien que nosotros tuviésemos uno. Gigante fue la sorpresa cuando empezamos a buscar perros, en primer lugar nadie los regala ni tampoco andan botados por la calle, España o mejor dicho Madrid es una capital sin perritos callejeros, esto último me llevó a meditar sobre el destino perdido de los pobres restos de comida que botan los restaurantes o en las plazas o incluso en las Universidades, donde en mi Chile lindo estas fieles mascotas se pasean buscando el sustento que muchas veces a cambio de una carita de pena los mantiene mórbidos y bien cuidados. Como no hay perreras ni nadie regalaba perritos nos fuimos a ver a una tienda de animales y ahí si que nos espantamos, vendían solo perros ornamentales, de estos que miden como cinco centímetros de altura y parece que siempre se van a infartar de tan inquietos que son, parece que nuestros bolsillos también estuvieron a punto de infartarse ya que el perrito más barato costaba € 850 (algo así como un millón de pesos), casi le preguntamos al vendedor si traía una radio incluida o una tenida de ropa para los dueños, ya que ese precio a parte de estratosférico, no hacía referencia a un can inscrito o de la más alta alcurnia animal… Demás está decir que el alimento es otro cachito que no podemos afrontar, ya que la comidita para el can, sale más caro que los anillos pelusones de calamar de los que nos alimentamos con la Nohelia. En resumen, después de analizarlo mucho, descubrimos que un animal es algo esclavizante, hay que sacarlo a pasear todos los días, recogerle la caca y por supuesto alimentarlo, así que lo más probable es que nos ahorremos la platita y si tenemos una mascota esta vivirá en un acuario con otros amigos pescados, sin molestar y sin acabar con nuestra economía, acá la acuario-filia es un hobby muy común y gracias a aquello, el precio de estos ecosistemas y el de sus habitantes (los peces) también lo es.

El viernes recién pasado, fuimos con la Nohelia previa invitación del profe Carlos (mi tutor de Doctorado), a una feria de Navidad Alemana, esta feria se realizaba en una iglesia protestante en Madrid. El lugar estaba atestado de gente, se comía y se bebía de todo y además se podían comprar regalos como libros, pinos y adornos para el pino de pascua. En dicha feria volví a experimentar el rico sabor que te deja el comprar libros baratos, yo me compré un clásico de la etología humana, Llamado “El mono desnudo” (de Desmond Morris) en la ridícula suma de €0,50 (como 250 pesos) y la Nohelia se compró “así es la biología”, de Ernst Mayr en € 1,5 (como 1.200 pesos). No es que la etología valga menos, lo que pasa es que mi libro es un poco más antiguo, lo importante de esta historia es que por menos de dos mil pesos pudimos acceder a poseer dos libros buenos (uno de ellos todo un clásico).

Otra cosa que vivimos en la feria alemana de navidad, fue la experiencia de comenzar a sentir por primera vez una navidad helada, de partida el trago típico de los alemanes para navidad o uno de sus tragos típicos (por que yo creo que la cerveza se la tomarán todo el año) es nuestro siempre bien ponderado vino navegado, yo mientras lo tomaba, pensaba en mi querida patria, donde beber un elixir como ese te puede mandar al hospital con un shock de stress térmico, ya que un navegado a una temperatura ambiental de 28ºc o 30ºc, no es tan agradable como un navegado con 0ºc o 6ºc.

Con la Nohelia habíamos pensado comprar un pino navideño de esos del Carrefour sintéticos, pero como al final no hay ni perro ni acuario (la economía y la preocupación que hay que dedicarle a esos animales no lo permite), hemos optado por comprar un pino de verdad y ponerle nombre de animal (yo quiero que se llame Aurelio). En la feria de los alemanes, finalmente compramos a nuestra mascota sin sistema nervioso, que no mueve la cola y que no necesita que le cambien el agua, pero que en su defensa puede decir que le quedan muy bien los adornos navideños y que ha llenado con un poco más de calor nuestro pequeño hogar.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Como nos cambia la vida muchachos y el fuerte impacto cultural que se han llevado ufff
Estamos a años luz de nuestra madre patria en cuanto a control animal (por cierto seres vivos)bueno en todo en realidad.
Con respecto a los perros vagos de aca en Chile es un claro reflejo de personas irresponsables que todavia creen que los perritos son "una cosa" que se puede tener y al rato dejar por ahí.
Un abrazo fuerte para Uds. como veo la dieta no corre por esos lados debe ser el frio eh
TObias